¿Qué es el Tai Chi Chuan?

El Tai Chi Chuan es un Arte Marcial chino para cultivar la salud y la vitalidad, siendo en sus orígenes un método de defensa personal. A continuación, hablaremos de su historia, filosofía y aplicaciones.

SU HISTORIA

El Tai Chi Chuan surgió en la China, allá por el S. XII (final de la dinastía Sung, 960-1126), siendo su fundador el maestro Chang San Feng.Tai Chi

En los finales de la dinastía Ming (S. XVII), la familia Chen (1664), heredera de los secretos del Tai Chi Chuan, empieza a divulgarlo. Así el maestro Ch´en Ch´ang Shing entregó las transmisiones de este arte a Yang Lu Chan (1799-1872), progenitor de la familia Yang y fundador de la escuela del mismo nombre. Este maestro, junto con sus hijos y nietos, dio al Tai Chi Chuan la norma teórica y práctica que aún hoy día define a este arte.

El responsable de la expansión de este arte por toda China fue Yang Chen Fu, tercer hijo de Yang Kuen-Hu (uno de los tres hijos de Yang Lu Chan), que recorrió todo el país de norte a sur exponiendo la forma de practicar este arte como técnica terapéutica. Eliminó las prácticas más complejas y lo hizo accesible no sólo a personas de cualquier edad, sino también a las no versadas en la práctica de las artes marciales.

Existen cinco corrientes o escuelas de Tai Chi consideradas como principales. La más antigua es la Chen, madre de las otras cuatro. La segunda es la Yang (de cuyo origen hemos hecho un esbozo) y las otras tres son la Wu, Wù y la Sun.
El estilo Yang, se caracteriza por ser más abierto, realizar los ejercicios de forma lenta y movilizar la energía interna (Chi) circularmente, siendo el adecuado tanto para la lucha como para la aplicación terapéutica. En relación con esto, cabría decir que utilizamos la denominación Tai Chi cuando nos referimos a una técnica con aplicaciones terapéuticas o de meditación, y Tai Chi Chuan cuando nos remitimos a los aspectos marciales relacionados con la autodefensa y el combate.
Desde el punto de vista terapéutico, traduciríamos Tai Chi Chuan como “La acción (Chuan) de la energía (Chi) sobre el cuerpo (Tai)”. Desde el punto de vista marcial, “El boxeo de la cima suprema”, de significado más filosófico y metafísico.

SU FILOSOFÍA

El Confucionismo y el Taoísmo son dos de las corrientes filosóficas más importantes e influyentes de China. Mientras los pertenecientes a la primera piensan que todos vivimos de acuerdo con nuestra naturaleza, los taoístas hablan de un mundo más místico y trascendental, del espíritu, y nos prometen una mayor profundización de los principios que rigen el mundo.
El Taoísmo, y concretamente el concepto de Tao, son la base del Tai Chi.

El Tao, cuya traducción es senda o camino, es la esencia de la vida en si misma, la fuente de donde todo emana.
Los primeros taoístas, al igual que los filósofos clásicos, eran a la vez místicos y científicos y su primordial deseo era llegar a comprender la naturaleza y las leyes que la rigen y la controlan. Partiendo de la base de que en el mundo el hombre no es el centro de todo sino una figure accidental, la observación y la vida contemplativa les llevaron a entender que todo cuanto veían y les rodeaba se regía por ciclos (las cuatro estaciones, la creación y la destrucción, el ir y venir de las olas del mar, el día y la noche…). A partir de estas bases establecieron el concepto de Yin y Yang (lo negativo y lo positivo, lo negro y lo blanco, lo femenino y lo masculino, etc…), es decir, dos fuerzas opuestas y a la vez complementarias que en su interacción van de la una a la otra y que resumen cualquier relación dual.

Forman un círculo y cada una de ellas representa la mitad de un todo (dos gotas de agua unidas). Su visión no es una línea recta sino curva, para mostrar el flujo y la fusión final de la una en la otra, del mismo modo que cada una de ellas contiene, en forma de círculo pequeño, parte de la contraria. Esto simboliza el equilibrio de la vida.

Esta interrelación y armonía entre lo que es opuesto recibe el nombre de Tai Chi, y es precisamente la esencia del Tao. Los taoístas pretenden que la gran aspiración del ser humano es, o debería ser, mantener el equilibrio entre las fuerzas del cuerpo y la mente en cada uno de los instantes de su existencia para liberarse de un universo que está en cambio constante. Ello provoca que el deseo principal sea llegar a un estado mental que elimine cualquier inquietud y preocupación, así como la ansiedad, y que el cuerpo, en estado de relajación completa, logre superar todas las adversidades que se plantean en su vida humana y terrenal.

Para conseguirlo es necesario que los movimientos del cuerpo y la mente vayan a un mismo ritmo. La parte alta del cuerpo es ligera, mientras que los pies se mantienen firmes en el suelo para recordar que la condición humana está ligada a la tierra. Ambos aspectos combinados son el origen de todo. Los lentos movimientos del Tai Chi permiten el retorno a la naturaleza, pues a la vez que reflejan la calma de lo estable en el mundo, expresan la fluidez y el movimiento de lo continuo.

Los movimientos del Tai Chi son circulares, empiezan y terminan en el mismo punto, y el final de uno representa el principio del siguiente, con el fin de reforzar la idea de que nada termina ni se interrumpe, sino que todo fluye de forma continua y sin fin. Los ejercicios no han de realizarse de forma mecánica, sino que han de practicarse buscando una nueva relación con el espacio y con la energía cósmica.

SU APLICACIÓN TERAPEÚTICA

El Chi, traducido como energía interna, es un concepto básico de la medicina tradicional china. El chi circula por todo el cuerpo a través de unos canales (meridianos de Acupuntura), para ayudar al correcto y adecuado funcionamiento de los órganos y fluidos.

La práctica continuada de esta arte ayuda a una mayor comprensión de la unidad cuerpo-espíritu, lográndose un equilibrio psicosomático elevado que hace posible un correcto funcionamiento de las distintas partes del organismo. Los suaves movimientos del Tai Chi, realizados armoniosamente, sin rupturas, se originarían en nuestro centro de gravedad (Tan tien), situado tres dedos por debajo del ombligo.

El monje médico Hua-To (350-200 a. C. – Dinastía Han), inventor del primer anestésico conocido (Mafeisan) y creador del Wu-Chin-Shi, el juego de los cinco animales, consideraba que los hombres debían moverse con frecuencia para lograr una circulación normal de la sangre y evitar así las enfermedades. En 1952, en China, el Tai Chi se introdujo en la educación escolar y se le enseñó a los profesores de gimnasia, convirtiéndose también en una técnica terapéutica.

Después de ser introducido en los hospitales, se observó un fortalecimiento del sistema de defensa natural del cuerpo, especialmente en los cancerosos. Es beneficioso para los sistemas cardiovascular, pulmonar, endocrino, en las enfermedades de las articulaciones, en los trastornos de la vista, en las úlceras, en el sistema nervioso y en el equilibrio psíquico, en el insomnio, en el sistema visual-motor y en la psicomotricidad. Se han logrado notables mejorías en casos difíciles de hipertensión, hemipléjicos, disnea, hipotensión arterioesclerosis, nefritis, etc.… y así una larga lista.
Finalmente, recordaremos aquellas palabras del Tao Te King: “… en el Cuerpo yace la energía, la Forma habla de la Esencia, el Movimiento se convierte en Quietud, el Sonido atrae el Silencio, lo Efímero revela lo Eterno, y tras el Cambio se oculta el Tao”.

José Antonio Vera de la Poza

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