La fórmula preferida del profesor, de Yoko Ogawa

Desde la Biblioteca Séneca de Nueva Acrópolis en Cádiz, os recomendaremos algunos libros que nos han encantado y que queremos compartir con nuestros lectores. Además del libro en sí, hablaremos del autor y de su obra literaria. Asimismo, haremos una sinopsis o resumen del contenido del libro. Por último, daremos una opinión de lo que nos ha parecido la obra y por qué la recomendamos. Esperamos estimularos a emprender la lectura del libro de que se trate.

El primero es “La fórmula preferida del profesor”, de Yoko Ogawa.

La fórmula prefereida del profesor

Yoko Ogawa nació en Okayama (Japón) el 30/03/1962. Estudió Literatura en la Universidad de Waseda y en 1988 publicó su primera obra, “Desintegración de la mariposa”, por la que obtuvo el premio Kaien, el primero de los numerosos que ha recibido a lo largo de su vida. Es muy conocida y valorada en su país, donde ha vendido millones de ejemplares de sus obras. También ha sido traducida a otros idiomas, el español entre ellos, siendo editada y reeditada numerosas veces, hasta el punto de que, junto a Haruki Murakami, son los dos autores japoneses más conocidos, dentro y fuera de Japón. Son muchos los libros que ha editado, por ejemplo, “El embarazo de mi hermana”, “La policía de la memoria”, “El señor de los pájaros”, “Hotel Iris”, “Perfume de hielo”, etc.

“La fórmula preferida del profesor” es una novela publicada por primera vez en 2003. Fue tal su éxito que solo en dos meses se vendieron un millón de ejemplares. Desde entonces, ha tenido muchas ediciones en numerosos países. Concretamente, el ejemplar que he leído es de la séptima edición, correspondiente a octubre de 2009, de la Editorial Funambulista, que la publicó en español por primera vez en febrero de 2008. Ha sido tal su éxito que solo en Japón ha recibido tres premios, el Yomiuri, el de las Librerías Japonesas y el de la Sociedad Nacional de Matemáticas. También ha sido adaptada al cine, a la radio y al cómic.

La novela está escrita en primera persona por la asistenta, contratada por la cuñada del profesor, viuda de su hermano, que a lo largo del libro se demuestra que no es tan mala como parece al principio. El profesor es un viejo huraño, algo insoportable, que enseñó brillantemente matemáticas hasta que un accidente de automóvil le afectó la memoria. Ahora solo es capaz de recordar de cada día 80 minutos, que se reducen con el paso del tiempo. El otro personaje de la obra es el hijo de la asistenta, un niño de 10 años al que el matemático llama “Root” (raíz cuadrada en inglés).

Con el transcurso de la novela asistimos a la relación de amistad y de afecto que se establece entre la asistenta, el profesor y Root. Una amistad expresada al modo japonés, ceremoniosa, educada, cuidadosa con las formas y aparentemente distante, que puede sorprender a los occidentales.

Personalmente destacaría la unión que consiguen el profesor y el niño en los escasos minutos en que esta es posible: no revelaré los trucos a los que recurre el profesor para poder recordarlos. El matemático transmite su amor por los números, entre ellos la fórmula a la que se refiere el título. Esto tiene un matiz simbólico, pues en realidad le está inculcando un modo personal y profundo de enfocar la vida, de conocer algunos de sus secretos a través de las matemáticas. El alumno va aprendiendo hasta donde es posible, y esas enseñanzas le marcan el resto de su vida. Comparten también su pasión por el béisbol, mostrándonos la autora que con este deporte se puede transmitir eso que llamamos amor. Yo diría que entre ambos se desarrolla una verdadera relación maestro-discípulo en el más completo sentido de esta.

Os animo a leer la novela. Estoy seguro de que vais a disfrutar con la delicadeza y la sensibilidad con la que está escrita.

Jesús Lorente Campos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *