El chistu es el instrumento popular vasco por excelencia. Se trata de un sencillo instrumento de viento, que se utiliza, en sus diversas modalidades, generalmente acompañado de un ligero tambor que toca el mismo instrumentista para interpretar la música de la mayoría de las danzas vascas.
La alboka, construida con caña, madera y cuerno, cumple un papel similar al del chistu, aunque con sonido muy distinto.
La txalaparta, formada por un conjunto de tablas alargadas de madera que son percutidas por pequeños bastones de madera, tiene un sonido muy característico, y es, seguramente, uno de los instrumentos más antiguos tocados por el hombre vasco.
La trikitrixa (modalidad de acordeón) es muy popular en el folclore vasco y es muy utilizada en las romerías vascas (fiestas populares).
El bertsolarismo es la más importante y popular muestra de la poesía oral vasca. El versolari es un creador de versos que improvisa sobre un tema concreto, cantando una melodía y compitiendo, por lo general, con otros versolaris en agudeza e ingenio. Debe tener un dominio del lenguaje y poseer una destreza y creatividad fuera de lo común. El público sigue con mucho interés el duelo verbal entre varios versolaris. Es frecuente que la tradición de los versolaris pase de padres a hijos, dando lugar a auténticas sagas familiares. En Bizkaia es famosa la saga de los Enbeita.
El cancionero popular vasco es muy rico en temas. Es muy usual que estos sean cantados por grupos de personas. Dos tipos de grupos musicales muy arraigados en el País Vasco, y con buena representación en Bizkaia, son los otxotes y los orfeones. El otxote es un grupo, como su nombre lo indica, de ocho personas, generalmente hombres, con o sin director, que deleitan, por lo general, con las canciones populares vascas cantadas a varias voces. El orfeón, formado por numerosas voces masculinas y femeninas, es un grupo polifónico que representa todo tipo de música, acompañado o no de una orquesta sinfónica.