El parque Ribalta surge a mediados del siglo XIX, de estilo romántico, se adquirió por aportaciones de sus ciudadanos, su gestión y desarrollo duró casi 50 años.
Primero con el alcalde Carlos Ferrer en 1868 por iniciativa municipal se trazó el primer paseo Ribalta triangular, sobre los terrenos del antiguo Cementerio del Calvario, o Municipal. Ocho años después se diseñó y añadió el cuadrilátero continuo el que se conoció como Paseo Nuevo, después Paseo de la Alameda y más tarde Paseo del Obelisco quedando entre ellos el Paseo Central, antigua carretera de Zaragoza, que pasó definitivamente a formar parte de todo el conjunto en 1910. Esta explanada central fue el “salón social” de la ciudad donde se realizaban multitudinarias actividades culturales y recreativas al aire libre.
Dentro del parque se acomodan construcciones de diferentes estilos y periodos que cumplen funciones complementarias: como la “Caseta del Pozo” el “Obelisco” levantado en conmemoración de los asedios a la ciudad en 1807, demolido en 1939 y reconstruido posteriormente en 1982. El “Estanque” con kiosco para las aves acuáticas; el “Palomar”, el “Templete de la música”. Los bancos de cerámica también de los años veinte son diseños del catálogo de la Fábrica de Azulejos Segarra Bernat. Incluso se diseñó el pavimento del andén central del Paseo del Obelisco que se empezó en 1927, al parecer fue el pintor castellonense Vicente Castell quien dibujó los motivos de rombos y grecas rojo y gris.
Los jardines están jalonados por el monumento al guitarrista Tarrega obra del escultor Adsuara en 1915, así como también es suya la estatua del pintor Ribalta.
En su inicio la vegetación mayoritaria estaba formada por pinos, cipreses y eucaliptos, junto con álamos. En 1877 se incorporaron el lledoner, la morera, el pino y el mirto.
La vegetación del parque se diseñó desde un principio con cuatro niveles de altura:
1/ Vegetación baja – plantas rastreras, hiedra…
2/ Vegetación de baja envergadura – arbustos, mirto y ruscus…
3/ Vegetación intermedia – naranjos y limoneros, laurel y granados…
4/ Vegetación de gran envergadura – formada por cipreses, álamos, cedros, pino, castaño de indias, tejos…
Toda esta vegetación crea un microclima que permite que especies que no pueden sobrevivir en otras situaciones y climas lo hagan aquí y se hayan adaptado y permanezcan algunas hasta el día de hoy.