La filosofía aporta muchos valores a los jóvenes que permiten vivir la juventud constructivamente:

• los grandes ideales capaces de alumbrar una vida entera, de proporcionar energías todos los días para emprender algo nuevo en nombre de esa meta que se busca. Los sueños de adolescencia van dando paso a los ideales que, no solamente alimentan al individuo, sino que crean lazos entre todos, devolviendo su noble sentido a las ideas de convivencia, generosidad, Humanidad.
• el entusiasmo. Ese Fuego divino que se instala en nosotros, nos conduce hacia todas las virtudes. Cuando el Entusiasmo vibra, sólo hay sitio para el Bien, la Verdad, la Belleza y la Justicia. Las acciones que se dirigen hacia ese horizonte es lo que nos mantiene jóvenes.
• el valor de la vida interior. La juventud es como un segundo nacimiento, el del despertar al mundo interior. Hay que armonizar la tendencia al retraimiento con el conquistar un lugar, su lugar en la vida.
• pluralidad, tolerancia activa, integración de los diferentes. Una de las características propias de la juventud es la aparición de rasgos opuestos y contradictorios, como si la naturaleza estuviera ensayando todas las posibilidades antes de plasmar una personalidad definida. Cuántas más formas de vida conozca el joven, cuantas más ideas diferentes, más culturas y mentalidades, más posibilidades de que encuentre la suya propia.